MARÍA ISBERT. María Ysbert Soriano.
Era la hija del más famoso “scherif” entre “Tersas” y “Michigán”, el más implacable “Verdugo” de las “penas sin capital”: Pepe Isbert, aquel galán de comedias que empezó su vida cinematográfica en la Puerta del Sol tres horas después del asesinato de Canalejas, recreando ante la cámara de Enrique Blasco a Manuel Pardiñas, el anarquista que lo mató mientras miraba el escaparate de la librería San Martín. Dando pié a la que sería su primera película: “Asesinato y entierro de Canalejas” (Abelardo Fernández 1912).
Referencia obligada sin menosprecio para ella, que por él renunció a hacer “Revista”, con el que pasó gran parte de su vida, y con el que se entendió por medió de una pizarrita cuando ya su voz no quería traspasar la frontera de su boca. Al que llamaba “Josefito” cuando le rogaba ayuda celestial, que para eso era fervorosa creyente.