domingo, 25 de noviembre de 2012

Adiós a José Luis Borau

A la edad de 83 años ha muerto de cáncer José Luis Borau (Zaragoza, 1929). Destacó como cineasta, dirigiendo películas como Furtivos, o la serie Celia (1992), basada en el personaje de Elena Fortún, para la televisión, con los guiones de Mi querida señorita (1971) y Camada negra (1977), pero también fue narrador y editor (en sus Ediciones del Imán apareció la Obra completa de Andrés Carranque de Ríos, por solo destacar un título de los muchos interesantes).
 
En el mundo del cine trabajó, además, como productor (El Imán), actor (en Malaventura, de Gutiérrez Aragón, o en Ilona llega con la lluvia, de Sergio Cabrera, inspirada en la novela de Álvaro Mutis) e incluso como profesor y crítico cinematográfico. No debe ser fácil encontrar a otra persona que haya tocado tantas teclas en el séptimo arte. Entre 1994 y 1999 fue presidente de la Academia de las Artes y de las Ciencias Cinematográficas y, a partir del 2007, presidió la Sociedad General de Autores y Editores de España. En sustitución de Fernando Fernán Gómez fue elegido miembro de la Real Academia de la Lengua en el año 2008. Creó una fundación para ayudar a los que se iniciaban en el oficio del cine.

Pero me gustaría llamar la atención sobre una faceta, entre sus múltiples intereses,  quizá menos conocida, la de su obra literaria. No en vano, en la editorial Menoscuarto publicamos su segundo libro de cuentos, titulado El amigo de invierno (2008). Antes, con los relatos de Camisa de once varas (2003) había obtenido el Premio Tigre Juan, y posteriormente publicó los Cuentos de Culver City (Pre-textos, 2009). En aquellos años lo conocí en Madrid, pasamos un buen rato charlando en la cafetería de un hotel de la calle Alcalá, y durante los meses posteriores intercambiamos correos, a través de su secretaria, y creo recordar que también alguna llamada teléfónica. Tras interesarme por los libros de su editorial, él tuvo la generosidad de enviármelos. Lo recuerdo como un hombre afectuoso, sonriente y desgarbado, curioso y amante de la conversación. Creo que no se entiende, en toda su complejidad, quién fue realmente Borau sin conocer su narrativa de ficción. Su personalidad quizá se resuma en esa imagen de 1998, mostrando las palmas de las manos blancas, denunciando un reciente crimen de ETA.  

 * Publicado en "La Nave de los Locos"

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