La primera vez que entré en la productora de Elías Querejeta no 
imaginaba lo que aquel paso, indeciso y temeroso, iba a suponer en mi 
vida. Nunca sabré dónde estaría ahora si no lo hubiera dado. Tal vez no 
habría dirigido Tasio,ni ninguna otra de las películas que 
hicimos juntos. O quizá sí, pero serían diferentes. De eso estoy seguro.
 Porque trabajar con Elías suponía asumir una determinada forma de 
entender el cine. Y la vida. Imposible separarlas, decía.
 
