A la edad de 83 años ha muerto de cáncer José Luis Borau (Zaragoza, 1929). Destacó como cineasta, dirigiendo películas como Furtivos, o la serie Celia (1992), basada en el personaje de Elena Fortún, para la televisión, con los guiones de Mi querida señorita (1971) y Camada negra (1977), pero también fue narrador y editor (en sus Ediciones del Imán apareció la Obra completa de
Andrés Carranque de Ríos, por solo destacar un título de los muchos
interesantes).
En el mundo del cine trabajó, además, como productor (El
Imán), actor (en Malaventura, de Gutiérrez Aragón, o en Ilona llega con la lluvia,
de Sergio Cabrera, inspirada en la novela de Álvaro Mutis) e incluso
como profesor y crítico cinematográfico. No debe ser fácil encontrar a
otra persona que haya tocado tantas teclas en el séptimo arte. Entre
1994 y 1999 fue presidente de la Academia de las Artes y de las
Ciencias Cinematográficas y, a partir del 2007, presidió la Sociedad
General de Autores y Editores de España. En sustitución de Fernando
Fernán Gómez fue elegido miembro de la Real Academia de la Lengua en el
año 2008. Creó una fundación para ayudar a los que se iniciaban en el
oficio del cine.
Pero me gustaría llamar la atención sobre una faceta, entre sus
múltiples intereses, quizá menos conocida, la de su obra literaria. No
en vano, en la editorial Menoscuarto publicamos su segundo libro de
cuentos, titulado El amigo de invierno (2008). Antes, con los relatos de Camisa de once varas (2003) había obtenido el Premio Tigre Juan, y posteriormente publicó los Cuentos de Culver City
(Pre-textos, 2009). En aquellos años lo conocí en Madrid, pasamos un
buen rato charlando en la cafetería de un hotel de la calle Alcalá, y
durante los meses posteriores intercambiamos correos, a través de su
secretaria, y creo recordar que también alguna llamada teléfónica.
Tras interesarme por los libros de su editorial, él tuvo la generosidad
de enviármelos. Lo recuerdo como un hombre afectuoso, sonriente y
desgarbado, curioso y amante de la conversación. Creo que no se
entiende, en toda su complejidad, quién fue realmente Borau sin conocer
su narrativa de ficción. Su personalidad quizá se resuma en esa imagen
de 1998, mostrando las palmas de las manos blancas, denunciando un
reciente crimen de ETA.
* Publicado en "La Nave de los Locos"
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