Florinda Chico Martín Mora nació en Don Benito (Badajoz) el 24 de junio 1926, la noche de San Juan, y era la mayor de cinco hermanas. Su madre, que vivía en Sevilla, quiso que su primogénita fuera pacense.
Su padre poseía un pequeño negocio de alquiler de coches y ella era una niña feliz y llena de vitalidad que participaba en cuantos eventos festivaleros organizaba el colegio, pero cuando contaba catorce años falleció éste, y la sombra de la miseria rondó su casa.
Para salir de apuros su madre tuvo que poner una “casa de huéspedes” que resultó un negocio ruinoso, por lo que se puso a trabajar de secretaria en la O.N.C.E. de Don Benito, simultaneando el trabajo con la venta de huevos y el arreglo de ropa.
En el bautizo de un sobrino tiene la suerte de conocer al maestro Guerrero, que le facilita el acceso a unas pruebas que desembocarían poco después en la incorporación como vicetiple en la compañía de Celia Gámez, enseñando pierna de la mejor calidad en “la revista” de La Latina. Se hacía “La blanca doble”, escandaloso espectáculo que obligaba cada noche a las pías señoras de Acción Católica a apostarse junto a las taquillas del teatro, armadas de escapularios, velos y reclinatorios para, a “grito pelao”, rezar por las almas de los que se iban a condenar.
Duros tiempos de escasez donde muchas veces se tiene que pintar las piernas para simular las mallas que su economía no permite comprar.
Trabajaba en el Teatro Maria Guerrero junto a Rafaela Aparicio cuando se cruzó en su camino Ángel Romano Villalba y “La casa de los Martínez”, y a partir de ese momento su vida cambió. Le colocaron un delantal y se hizo popular en toda España. Ya no se lo podría quitar, al igual que su postizo parentesco con Rafaela Aparicio.
Otro día se cruzó Mariano Ozores, y el camino se hizo un surco del que resultaría difícil salir. Con escribir los títulos de sus películas sobran los comentarios: “Si fulano fuese mengano”, “Jenaro, el de los catorce”, “El calzonazos”, “Dormir y ligar, todo es empezar”, “Celedonio y yo somos así”, “Yo hice a Roque III”, “El soplagaitas”, “Queremos un hijo tuyo”, “El hijo del cura”, “El cura ya tiene hijo”.
Como hemos dicho la televisión la popularizó gracias a “La casa de los Martínez”, pero ya el año anterior había aparecido en el espacio “La pequeña comedia”, que simultaneaba con algún capítulo de la “Novela” de sobremesa. Aunque lo suyo evidentemente eran las series como nos demuestra con su paso por “La Tía de Ambrosio”, “Este señor de negro”, o la más reciente “Casa de los líos”.
Cinematográficamente es vilipendiada en algunos estúpidos papeles al servicio de los “genios” principales: Peret, Manolo Escobar o Paco Martínez Soria. En la primera como la señora Patro “La Ceclón” en “Amor a todo gas” (Ramón Torrado). Florinda en la segunda en “Me has hecho perder el juicio” (Juan de Orduña), y la Matilde de “Abuelo made in Spain” (Pedro Lazaga).
Afortunadamente quedan algunos otros antológicos para la posteridad: la Poncia de “La casa de Bernarda Alba” (Mario Camus), la Rosa de “Cría Cuervos” (Carlos Saura), y la Marí Carmen de “Jarrapellejos” (Antonio Jiménez Rico).
Pero la figura que perdurará será la de mujer simpática de verbo fácil y risa contagiosa que reproducía en el personaje de Lola “La Repanocha” en “Las que tienen que servir” (José María Forqué). Aunque no se deba desdeñar su desconocida faceta musical atacando el “Aleluya” de Aute en “El hueso”
Fue una excelente cocinera que se atrevió a publicar dos libros de cocina. El primero “¡Que aproveche!”, y el segundo “Mesa y mantel”, en el que nos da recetas como las “Alubias a la Florinda”, o las “Albóndigas al gusto de Santos”, su marido, al que recompensaba con comidas y cariño su generosa incondicionalidad.
Cual si fuera un bando del alcalde Tierno, el día 24 de enero del 2004 los voceros de la Villa pregonan que tan insigne artista abandonaba la profesión con un espectáculo de despedida que llevará por título “Que me quiten lo bailao”. Apropiado título para hacer un mutis que se nos antoja breve. En la madrugada del día 19 de febrero de 2011 los mismos periódicos dicen que ha fallecido, dejando con ello un vacío como solo lo dejan las personas que nos parecen de la familia. Un “poquino” pronto y una “miaja” apresurada.
“Si muero dejad el balcón abierto” decía Lorca en “Despedida”
LQSomos. Bartolomé Salas. Febrero de 2011.
¡Una de las grandes! vaya racha
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