Sara Montiel. María Antonia
Alejandra Isidora Elpidia Abad Fernández.
Demasiados
nombres para la niña nacida en Campo de Criptana el día 3 de marzo de 1928 en
familia de escasos recursos económicos que durante los años de escasez de la
guerra y la posguerra, con su hermana tenía que robar lechugas de los huertos,
o comer raíces que les causaban fuertes dolores de tripa.
En
plena guerra civil, con solo nueve años padece la difteria, lo que la deja sin
dientes y le afea la sonrisa que intenta ocultar por vergüenza.
Su
madre era peinadora a domicilio y su padre gañán en una casa de posibles, donde
la niña empezó a interesarse por la pintura en unos cuadros que colgaban de las
paredes, y que con el tiempo descubrió que eran “grecos” y “goyas”, ya que no
supo leer ni escribir hasta que con veinte años la enseñó León Felipe en
México, donde la había mandado su primer “maestro”; Miguel Mihura, que en un
cuaderno de escritura le había enseñado a hacer “palotes”.